En las primeras décadas del siglo se llevó la peluca in-folio, compuesta de una masa de rizos que caía hasta los hombros o, en ocasiones, más largas. En esta época alcanzó fama una de las primeras modistas de renombre, Rose Bertin, que contaba entre su selecta clientela con la reina María Antonieta, quien la consideraba su «ministra de la moda».
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