Bilardo no quería que sus jugadores vistieran un color oscuro para jugar al mediodía en la altitud de 2 mil 2240 metros y la contaminación ambiental de la Ciudad de México. De hecho, determinó que los jugadores llegaran con dos kilos de sobrepeso al torneo, camiseta del barça para resistir el intenso calor. De hecho, luego del partido contra Uruguay, el técnico argentino, Carlos Salvador Bilardo, un profundo supersticioso y analista obsesivo, determinó que no se volvieran a usar los uniformes alternos, hasta que la FIFA determinó lo contrario.